jueves, 16 de febrero de 2017

Diario de a bordo XIII

Hay una nube en mi cabeza que se cae todos los días de mi paisaje mental. Esa nube se llama un día  esperanza, otro ilusión , otro alegría . Quizá después de todo, lo único que realmente cuenta es la satisfacción de hacer lo que uno cree que debe hacer. Un emborronar los lienzos del tiempo diluyendo en cada pincelada la intensidad de lo se siente. Ese leve estremecimiento de satisfacción cuando tenemos la certeza de andar por buen camino. Sólo eso es suficiente...o quizá no. Quizá nadie reconozca el esfuerzo que representa empuñar cada mañana pincel y lápiz para pintar un nuevo día, quizá nadie nos entienda..., nos oiga, nos sienta. Hablarle al viento y escuchar el silencio de vuelta. Pero no importa, ahí estaremos porque nuestra más profunda razón de ser es sentir y compartir nuestro íntimo bagaje, poco a poco, miga a miga, cada día...colocando la nube en su sitio.

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